martes, 21 de febrero de 2012

Parece que fue ayer...

Caminando me detuve delante del escaparate de una floristería y sin querer, quedé hipnotizada observando aquellas rosas que hacían que te sintiese tan cerca.
De repente sentí el impulso descontrolado de regalártelas. Entré en la tienda ilusionada, con una gran sonrisa en mi cara, recordando a cada instante los momentos a tu lado.
Fui directa a donde estaban y acaricié con gran delicadeza uno de sus pétalos...mi cuerpo se estremeció, su suavidad me transportó por un segundo a tu piel.
Las observé durante un rato y supe que no podía decidirme por una...todas eran tan bellas! Pero algo en mi corazón hizo que mi mano no dudase al elegirlas, una sería blanca, para que entendieses que mi amor es tan sincero como puro; y a través de la de color rosa, te veía protegida con mi edredón.
Me acerque a la dependienta y le dije con energía:
- ¡Me llevaré las dos!

Me respondió con una sonrisa de complicidad y mientras las preparaba, mi corazón debatía con mi cabeza. Le preguntaba que...¿como es posible?...pero no hay respuesta.
Apenas sé nada de ti, sólo que vienes de un lugar cuyo nombre no logro entender, ni pronunciar. Pero lo que si sé es que...desde el primer día que vi, supe que eras mi alma gemela!

2 comentarios:

  1. Muy bello, sobretodo al tocar algo y
    sentir asi , hay que ser muy sentimental
    y querer mucho....
    besitoss,,,
    ahhh voy a ser abuelilla

    ResponderEliminar
  2. Qué tierna eres! Que dulzura desprendes en cada palabra. Me encanta como escribes Patri :) Un beso!

    ResponderEliminar